La dueña de nada

La televisión mexicana está en crisis. No sólo porque predominan los “refritos”, sino porque ya hacen falta caras nuevas.
Y todo porque la elección de Lucero como protagonista de “La dueña de tu corazón” me dejó muy mal sabor de boca.
Que conste que la señora de Mijares me gusta. Es muy buena actriz y ha estelarizado algunos clásicos modernos como “Los parientes pobres” y “Lazos de amor”.
Pero, a decir verdad, no la visualizo en el papel que hizo famosa a Angélica Rivera en los años 90.
Para empezar, el papel de La dueña es súper joven. Según la historia original, producida por Florinda Meza en México en 1995, el personaje no llega a los 30 años y hace un buen rato que Lucero dejó atrás la década de los 30.
Y no estoy diciendo que “La novia de América” sea una vieja ni mucho menos. Al contrario, está más guapa que nunca.
Pero el meollo del asunto era que Regina Villarreal (La dueña) era una chica inocente y soñadora que es plantada en el altar por su novio.
Amargada, se recluye en una hacienda donde por su carácter amargado y trato déspota es apodada “La víbora”, hasta que conoce el verdadero amor.
Eso yo se lo creería a Maite Perroni, a Ludwika Paleta o a Allison Lozz, que son chavas cuyas edades van más de acuerdo a lo que la autora, Inés Rodena, quería expresar.
Al margen de si la telenovela tendrá o no éxito, no me parece acertada la elección de Lucero y mucho menos la de Fernando Colunga, que debería dejar descansar su imagen un poco más, a pesar de que le guste mucho a las mujeres.
Creo que el productor Nicandro Díaz tomó una decisión poco acertada con Lucero (que sin embargo, es mejor elección que la otra candidata: Adela Noriega).
Eso quiere decir que hacen falta más protagonistas jóvenes, buscar a nuevos valores o foguear más a las actrices en edad de tener protagónicos para ofrecer más opciones al televidente.
¿O no?